domingo, 29 de noviembre de 2009

Cultura, política y pedagogía: una conversación con Henry Giroux

A continuación presentamos una entrevista a Henry Giroux, en la cual expone su postura frente a la enseñanza, además de la critíca que realiza contra la mala gestión de algunos países, respecto a sus reformas educacionales.

Traducción del video:

"...Yo era un profesor de enseñanza media a principio de los '60, y estaba trabajando con un director, el cual me hacía muchas preguntas sobre mi forma de enseñar. Yo colocaba a los alumnos en un círculo, de cierta manera, desafiando lo que era en ese entonces un tipo de educación militarizada y estéril. Y a él no le gustaba, me hacía muchas preguntas de cómo yo podía justificar eso, y la verdad es que no tenía las palabras para justificarme. Yo sentía que hacía lo correcto, pero no podía explicarlo de una manera que fuera convincente. Alguien me dio la copia del libro de Paulo Freire, llamada "La pedagogía de los oprimidos", y de pronto ya tenía un lenguaje para poder justificarme. Un tiempo después escribí un resumen (con sus propias palabras) del libro y lo mandé a una editorial en Canadá, y a su vez ellos le mandaron una copia a Paulo. Luego él me escribió: "me encantó tu texto, rescataste bien la esencia de mi trabajo". Y después empezó un intercambio de correspondencia, donde eventualmente nos convertimos en amigos, además de coautores de un par de libros, y terminamos desarrollando una amistad de unos 15 a 17 años."

"...Creo que las teorías de la práctica es una pregunta muy interesante. Los profesores no entienden dos cosas, primero no comprenden la relevancia de la teoría que están utilizando, y en muchas ocasiones, no tienen el tiempo suficiente para saber que teoría aplicar en ese minuto de su vida, y lo segundo es que, nunca deberían enseñar algo que no se ven enseñando."

"...Creo que me sorprendería que alguien pudiera dignificar esta reforma (reforma educacional estadounidense: "Ningún niño es dejado atrás") diciendo que es una reforma muy progresiva o que tiene algo que ver con una forma de educación que prepara a la gente, no sólo para vivir en el mundo, sino para entenderlo, adaptarse y cambiarlo para cuando sea necesario. Digamos que esta reforma no sólo hace que los test o pruebas sean el principal modos operandi, sino que impone otro tipo de educación que es muy bueno para medir las alturas de los árboles (analogía para medir la capacidad intelectual de los niños). No hace nada sobre alzar las preguntas más fundamentales que importan a la educación ¿Por qué estamos ahí? ¿Para qué existe el conocimiento? ¿Cómo se relaciona con la forma de vida democrática? En el sentido de cómo resuelve los problemas de la injusticia, en cómo nos hace mejores ciudadanos, cómo achica la distancia entre los más pobres y ricos, en cómo nos prepara para una democracia global. Estas son preguntas que están ausentes en la reforma de "Ningún niño es dejado atrás", y esa ausencia es en verdad lo que la define, de hecho esa ausencia es tan fuerte y tan poderosa que inhibe toda la enseñanza moral y política y deja sólo lo instrumental (el método o contenido). Entonces, en esta reforma se confunde la relación entre educar y entrenar y al hacer eso gana el lado de entrenar y eso ya es malo. Pero hay aún más, y tengo que decir esto, en el sentido de que esta es una reforma que le da a los militares la facultad de poder de monitoriar a las escuelas, y de obtener listas potencialmente para empezar proyectos de reclutamientos, lo que yo considero una guerra injusta (Guerra de Irak). Esta es una reforma que también impone las formas más "draconianas" de disciplinas, las escuelas son premiadas por implementar decretos de cero tolerancia, por quitarle habilidades a los profesores, por lograr currículum perfectos. Esto es como volver a la era de piedra, esta reforma debería ser renombrada "Cada niño es dejado atrás'."

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