lunes, 23 de noviembre de 2009

¡Viva la libertad! Alexander Neill y su gran obra Summerhill











Yo sostengo que el fin de la vida es encontrar la felicidad, lo cual significa encontrarle interés; la educación debe ser una preparación para la vida. (Summerhill 36)

Alexander Sutherland Neill, nació en la localidad escocesa de Kingsmuir el 17 de Octubre de 1883 y murió el 23 de septiembre en 1973. Estudió en la universidad de Edimburgo y en 1912 obtuvo su licenciatura de maestro, para posteriormente trabajar en el sistema público. Mientras ejercía su docencia se fue decepcionando del sistema escolar de aquel entonces. Las formas pedagógicas tradicionales formaron en Neill una contraposición importante, ya que su doctrina, como en los demás autores antiautoritarios de la época, consistía en tomar la libertad como primer fundamento en la educación. La libertad como finalidad se ordena en un sistema de ideas que se basa en tres teorías preexistentes: los aportes de J.J Rosseau, las ideas anarquistas, y las teorías freudo-marxistas. La primera de ellas se plantea una contradicción entre el hombre natural, y el hombre artificial que ha creado la sociedad. Ahora bien, Rosseau postula principalmente que el hombre no debe ser tocado por la mano de un semejante para que no se corrompa su bondad innata, ni menos su espontaneidad. Entonces, la educación natural es la que ayuda a encontrar el fondo bueno de cada sujeto, mediante el alejamiento de la urbanidad y la vuelta al mundo rural. Asimismo, en el pensamiento anarquista también encontramos una defensa a la bondad natural del ser humano. Los problemas que atormentan a la sociedad, son provocados por las organizaciones políticas y religiosas basadas en la coerción, ya que logran moverse en una inculcación de ideas desinhibiendo los deseos e ideas naturales del individuo. Por lo tanto, defienden la autodisciplina y determinación, además de justificar un orden igualitario y equitativo. Lo anterior, bien se puede aplicar a la pedagogía en donde el profesor renuncia a su autoridad en donde el diálogo entre educador-educando resulta fructífero a la hora del aprendizaje. Esto va de la mano a un respeto al estadio de desarrollo de cada persona, tomando los estudios de Jean Piaget, los cuales demostraron que los seres humanos poseían un ritmo determinado en donde adquirían y desarrollaban sus conocimientos. Cabe destacar el énfasis otorgado a la erradicación del concepto de “éxito” como finalidad en la vida, pues con esto se le resta importancia al aprender como una satisfacción personal y a la espontaneidad al estar sometidos a ciertos cánones establecidos en donde se deben aprender determinadas áreas para surgir en la vida y alcanzar ese “éxito” que pareciera ser más importante que la persona en sí, olvidando además los sentimientos de ella, y transformándola en una máquina humana. Es por ello que Neill, cree que cada individuo debe seguir sus impulsos y hacer lo que el desee, es decir si un niño quiere pasar más horas jugando que estudiando debe hacerlo, puesto que luego de haber jugado querrá estudiar y aprender cuantas cosas considere necesario, además se destaca que el juego es una instancia de aprendizaje.
En cuanto a las teorías de Freud, Neill rescata fundamentalmente aquellas que nos hablan de la represión sexual. La prohibición de la sexualidad, la limitación del pensamiento, y la represión del deseo forman un cuadro cultural creado por la civilización que afecta a la libertad del individuo. Entonces, Neill aboga a la completa liberación del deseo sexual para llegar a la libertad plena. Por otro lado, se plantea que el ser humano no solo es bondadoso, sino que también posee la destrucción. Ahora bien, esta se puede aminorar y lograr un perfecto equilibrio siempre y cuando no exista la represión de los deseos, lo cual se encuentra íntimamente ligado con las ideas marxistas, estas señalan que para que exista una verdadera libertad se debe emplear esta misma en las relaciones sociales, así como también en la economía. De esto se desprenden las ideas de Alexander a favor de una educación no autoritaria, puesto que sus experiencias como docente le demostraron que la escuela era un lugar coercitivo, es decir solo se imponían ideas y no se daba rienda suelta a los deseos o espontaneidad de cada persona. Por tanto se embarca en un nuevo proyecto que procura recuperar a la sociedad en uno de los espacios más significativos como es la escuela.

Desarrollo en comunidad: Una experiencia en Summerhill


Neill crea la escuela Summerhill entre los años 1923 y 1927 en donde fue su director hasta el día de su muerte. Esta escuela encuentra sus pilares en la felicidad y la bondad. Para esto cree que el mal es una carencia de bien, es decir el niño que presente problemas de conductas es producto de que no se le ha tratado con amor, por tanto si los docentes se atreven a amar a sus alumnos dará paso a una conducta imitable en sus niños. Además, el ginebrino establece que el niño problema es aquel que es infeliz. Está en guerra consigo mismo y, en consecuencia, en guerra con el mundo. […] Jamás un hombre feliz creó un problema en una reunión, se declaro a favor de una guerra o linchó a un negro. Ningún hombre feliz ha asesinado o cometido robo. Ningún patrón feliz ha asustado jamás a sus empleados. Por lo tanto, la felicidad es una finalidad que reúne lo social, personal y futuro. Para esto se da la máxima libertad a los alumnos que asistan a Summerhill, lo cual significa la eliminación de castigos, reprimendas, dominación de adultos, orden, obediencia, y la libertad de decidir cuando aprender; en resumidas cuentas la amplia posibilidad de autogobernarse. Por esta razón, Summerhill poseía una serie de prácticas que iban en pro de las ideas de Neill. Es un internado en donde los jóvenes se rigen por el autogobierno, y los docentes limitan su autoridad, ya que son los jóvenes quienes se encuentran capacitados para crear sus propias leyes y seguirlas, además de creer que los adultos no por ser “grandes” son realmente las personas adecuadas en decir lo que es bueno o no. Por otro lado, se da importancia a la comunidad, pues según nuestro autor, los más grandes pueden ayudar a los más pequeños a insertarse en el sistema Summerhill, además en comunidad pueden llegar a un acuerdo acerca de las normas que regirán a todos por igual. De esto se desprende la cabida que tienen las instancias en donde todos tienen voz y voto, como es la asamblea en donde se discuten asuntos generales que convengan a la comunidad escolar. En esta no se diferencia entre niños y docentes, sino que si algún alumno tiene un problema con un profesor tiene derecho a decirlo y no será amonestado por aquello.
Otra de las prácticas que se desarrollan en Summerhill es la posibilidad de asistir a clases o no. Existe un horario establecido de clases pero los alumnos tienen la posibilidad de elegir, y si van pueden ir a las que correspondan a su ciclo o a la de su interés, dándole prioridad a sus deseos naturales, tomando en cuenta el juego como primero ocupación del niño. Además, no existe una norma que separar las habitaciones de las niñas de las de los niños; ellos pueden dormir donde quisiera, pues se cree que al no ser reprimidos se entiende que podrán experimentar con las niñas en cualquier momento, ya que no le dan una mayor importancia.
De esta manera, nos damos cuenta que Summerhill y Neill se transforman en uno de los primeros exponentes que dan prioridad al ser humano, y a sus deseos. Esta pedagogía tuvo un gran impacto en los 60`s y fue pragmática a la hora de crearse escuelas Summerhill en el mundo. Sin embargo, en nuestro país no se implementó jamás una escuela con aquellas ideas, aunque cabe destacar la existencia de instituciones educacionales que presentan una leve influencia de las ideas de Alexander, las cuales son llamadas “experimentales” o en donde a los alumnos se les permite ingresar con ropa de “calle” o en donde tienen la posibilidad de aprender teatro, música, etc.

Así, nace una de las primeras pedagogías abocadas al ser humano, en donde se proyecta todo el control en él y se cree en su bondad, demostrando que es capaz de ser libre en un ambiente que le ayude a crear y entregue amor, para que así sea una persona que apoye la paz, las minorías sexuales, etc. Por eso la libertad es el eje central y finalidad del ser humano, pues todo lo que se le enseña él lo realizará con los demás y en su juego con la sociedad.

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