domingo, 29 de noviembre de 2009

Una mirada desde adentro: los jóvenes y su derecho a hablar

El día viernes por la tarde nos dirigimos a la Plaza de Armas de la comuna de Buin. En un costado, se encuentra el Liceo municipal Haydee Azocar Mancilla, ex Liceo nº 131. Esperábamos a dos estudiantes de tercero medio, cuyos nombres son Camila y Karina. Ambas están en el mismo nivel, pero en distintos cursos. Les pedimos una cita con el objetivo de preguntarles sobre pedagogía, específicamente los puntos de vista que tenían sobre sus profesores. Sonando el timbre, las esperamos en el lugar acordado. Las chicas se encontraban nerviosas, es obvio y entendible, nunca habían dado alguna entrevista. Les sorprenderá todo lo que nos contaron sobre sus maestros, y no tan sólo eso, hablamos variados temas relacionados con la enseñanza actual.

1. ¿Cómo encuentran a sus profesores, con respecto a la manera de enseñar, especialmente su profesora de Lenguaje y Comunicación?

Camila: A mí me hace clases una profesora muy estricta, porque de este modo se hace respetar, pero a pesar de eso es buena onda y me agrada.

Karina: Es muy buena profe, me hizo clases en primero medio. Ella trabaja con su pauta, una guía de planificación anual y va pasando la material como corresponde al plan. El problema es que nos atrasamos mucho, pero por los demás, hay algunos compañeros que preguntan todo.

2. Pero, ¿Ella se da la paciencia de explicarles?

Karina: Si, absolutamente. En ese sentido, los profesores tienen mucha paciencia. Yo pienso que en nuestro caso, que estudiamos en un colegio municipalizado, los profesores deben tener vocación para estar ahí y no tan sólo por la plata, la paciencia es fundamental.

Camila: Concuerdo con la Karina. Los profes deben tener mucha paciencia, porque aquí tú te puedes encontrar con alumnos muy “piolas”, pero también con algunos que son rebeldes.

Karina: O no falta el que pregunta todo. Profe ¿Por qué esto…? ¿Por qué esto otro…? Y ella tiene que estar dispuesta a responder todo tipo de preguntas.


3- Siempre ha existido una estigmatización sobre la asignatura de lenguaje ¿Por qué les aburre tanto? ¿Qué es lo malo de leer? ¿Les molesta que les impongan una lectura?

Camila: La verdad es que a mí no me importa que me designen libros. Pero si es cierto que da lata, yo soy muy mala para leer y siempre estoy leyendo los libros a última hora o el día antes de la prueba.

Karina: Este año no tengo la misma profe que la Camila. En mi curso hicimos algo nuevo, la profesora dio dos libros a elección, entonces uno podía averiguar sobre que se trataban y el que más te llamaba la atención lo leías.

4-¿Y qué es lo que más les molesta de su profesora de lenguaje?

Karina: Para mí este año fue un año perdido, lenguaje era como tener música, imagínense… Y eso que lenguaje esta a la par con matemáticas, son dos asignaturas sumamente importantes. Derrepente llegaba y decía: hoy tienen que copiar la página tanto del libro… Gran parte del semestre pasamos argumentación, y habían veces en que mis compañeros le decían: profe, estamos cansados, y la profe les contestaba: bueno, hoy hablemos de la vida… A mí me molesta demasiado, pero no saco nada con reclamar, porque ella es una señora de edad que hace mucho trabaja en el liceo y por nada del mundo la van a echar, no les conviene. Me molesta que un día nos pase materia y al otro no, porque perdemos el ritmo, obvio que a mis compañeros les conviene que no haya clases, pero no para los que queremos dar la PSU.

Camila: No me molesta nada, de hecho mi profesora es demasiado metódica, y cuando debemos algún trabajo nos dice que nos da quince minutos de su clase para terminarlo, pero no más. Todo tiene su tiempo, y siempre está atenta a que no perdamos el interés y nos centremos en lo que ella esta hablando. Cada vez que bostezamos o empezamos a meter mucho ruido, se da cuenta y tira una “talla” o hace algo diferente, siempre quiere capturar nuestra atención.

Karina: Mi profe no es así, yo creo que lleva haciendo clases tantos años que ya su forma de enseñar se ha vuelto rutinaria, incluso el mismo hecho que no haga clases a veces nos los demuestra. Me molesta que no se dé a respetar, mis compañeros hablan a garabatos y ella cae en su juego. Me pasa que el relajo me estresa más que estar haciendo cosas.

Camila: Sí, es verdad. A mí me gusta estar constantemente haciendo cosas, porque el ocio no te lleva a nada.

Karina: Obvio, imagínense pasar de una clase de lenguaje a una de biología donde el profesor si está toda la hora pasándote materia, es agotador, porque pierdes el ritmo.

5- ¿Qué pensarían si le preguntan sobre algún tema a un profesor y él no supiera contestarles?

Camila: A mi profe de inglés le sucede, él es muy "viejito" y cuando le preguntamos algún concepto y no sabe, prefiere que lo busquemos en el diccionario. Pero a mí me molesta, porque es como si te estuvieran diciendo: estudia por tu cuenta, y eso no puede ser, o sea para algo esta él.

Karina: Nunca me ha pasado, pero creo que si me llegará a pasar perdería el respeto por mi profesor, porque tú admiras al profesor que lo sabe todo. Además, él es como ser supremo dentro de la sala de clases, y debe saberlo todo por obviedad.

Camila: Una vez nos pasó que una profe no se pudo acordar de algo que un compañero le estaba preguntando, y ella fue súper sincera en reconocer que no sabía, pero que iba a traer la próxima clase la respuesta, y así fue. Me gustó, porque sentí que nos cumplió.

6- ¿Cuál es su ideal de profesor?

Karina: Yo tengo un profesor de biología que lo encuentro genial. Tiene mucha cercanía con nosotros, a ti te dan ganas de llegar a conversa con él. No te hace verlo como una “estatua”, como un profesor y nada más. Te da la confianza para que no le temas y puedas preguntarle durante la clase. Además es dinámico, o sea pasa materia, pero es capaz de que no perdamos la atención. Pero, por otro lado tenemos a los profesores que no son profesores, es decir nosotros sabemos que algunos profesores de matemáticas son ingenieros, y nos damos cuenta que cambia mucho la manera de como enseñan. Ellos no saben enseñar, es como si tomáramos un libro y aprendieran de él. En cambio, se nota cuando es un profesor de verdad, te transmite de otra forma la materia.

7-¿Les gusta que los profesores tengan una opinión sobre algún tema?

Camila: Es que los profesores no pueden tener opinión. O sea, tienen que tenerla, pero no deberían si están enseñando, porque nos puede influenciar a nosotros, e incluso por lo que tengo entendido lo tienen prohibido. Te creo si estamos en el recreo teniendo una conversación con el profe, ahí sí puede expresar lo que piensa, pero antes no.

Karina: Esta bien que emitan su opinión, pero que no traten de influir en ti o lavarte el cerebro. Creo que es difícil aceptar que un profesor de su opinión, más si esta delante de cuarenta pensamientos distintos. Él al dar su opinión se expone a recibir una lluvia de críticas, tanto destructivas como constructivas, entonces para evitar esto debe ser muy medido en lo que dice.
Al terminar las preguntas quedamos muy sorprendidos por la madurez y seriedad con la que las chicas nos respondieron. No hace mucho nosotros fuimos como ellas, jóvenes críticos que estábamos atentos al actuar de los adultos. Pero, jamás pensamos que les molestara tanto el "ocio", o que no aceptarán que su profesor tuviera alguna opinión dentro del aula. A decir verdad, no es posible que nuestros jóvenes piensen de esta manera. Entonces ¿Qué sucede con los principios básicos de las pedagogías críticas? Observamos a alumnas que no permiten que sus profesores tengan un margen de error, ellas quieren un modelo a seguir, alguien a quien admirar y el reconocimiento de la ignorancia lo único que logra es el quiebre del respeto hacia el pedagogo. Debemos actuar, debemos crear conciencia en estos jóvenes, los profesores sí deben tener una opinión, pero no un punto de vista "invasivo" o que lleguen a influenciar, sino que los impulsen para formarse en seres "pensantes" con una opinión autónoma que les de las herramientas para buscar por sí solos. Estos jóvenes están pidiendo a gritos una buena educación, un motor que los estimule a tener nuevas expectativas de vida. Nos han dejado en claro lo que quieren y no desean a un profesor "estatua", ni mucho menos a un ingeniero haciendo el trabajo de los docentes; quieren a un profesor que esté dispuesto al diálogo, el cual lo hace cercano y destruye el concepto “dominante – dominado”, tan usado y empleado en nuestros días. Además, desean a un profesor que este constantemente entregándoles conocimientos, pero de una forma innovadora y no tradicional.

Deseamos que la pedagogía actual se transforme, que abra sus puertas a pedagogos de verdad, que haga despertar a los jóvenes del mañana, esperamos que salgan del bloqueo mental que tienen hoy en día.

Agradecemos por la paciencia y disponibilidad, muchas gracias Camila y Karina.

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